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Dengue y diabetes

En los últimos días, el reporte del Boletín del Ministerio de la Salud de la Nación confirmó que en la ultima semana de marzo de 2023 los casos se incrementaron en un 95%. Esta información es clave para todos los ciudadanos, pero especialmente sensible para los pacientes con enfermedades preexistentes como la diabetes, debido a que el dengue puede agravarse en este tipo de pacientes. 

“Al ser un cuadro infeccioso con fiebre y vómitos, las glucemias pueden elevarse porque las defensas del paciente están disminuidas.”, explica la diabetóloga y nutricionista Zulema Stolarza (M.N 44455).

Las organizaciones médicas y sociedades de diabetes de todo el mundo aconsejan sobre el modo de actuar ante la epidemia de dengue en personas con diabetes y, si bien destacan que no hay tratamientos específicos, recomiendan un doble cuidado para su control y para el accionar si se contrae la enfermedad a causa del agravamiento que esto puede suponer.

Existen distintos serotipos de dengue y en Argentina circula virus de los serotipos 1,2 y 4. Aunque el dengue suele ser más complicado en una segunda infección por el peligro de las hemorragias, tener diabetes es una condición que agrava el dengue desde cero.

Otro detalle es que los pacientes con diabetes tienen mayores posibilidades de contraer dengue al ser picados por el mosquito portador de la enfermedad. “Esto es así por por su baja inmunidad”, señala Stolarza. Esto significa que tiene menos defensas para enfrentar al virus aun cuando la carga viral del transmisor fuera débil. 

Desde el ministerio de Salud de la Nación elaboraron guías especializadas para el tratamiento del dengue en las que explican que “condiciones co-existentes tales como obesidad, diabetes mellitus, enfermedades hematológicas crónicas y cualquier otra enfermedad crónica, pacientes que reciben tratamiento con anticoagulantes o corticoides, o embarazadas pueden, asociadas al dengue, hacer más complicado su manejo”. Y señalan que, en esos casos, los pacientes pueden requerir hospitalización.

La correlación entre dengue y diabetes es especialmente atendida por la Sociedad Paraguaya de Diabetología debido a que la incidencia de dengue en ese país limítrofe es amplia desde hace muchos años. Acostumbrados a la epidemia que se transmite a través de la picadura de un mosquito Aedes aegypti que haya contraído previamente el virus, han señalado que la combinación de ambas dolencias puede provocar una merma en las defensas o un aumento en riesgo de hemorragias y complicaciones.

En un artículo de 2015, el médico especialista en diabetes y graduado de la Sociedad Argentina de Diabetes, Eduardo Bercovich, explicaba que “los pacientes con diabetes son más susceptibles a desarrollar las formas más graves (shock y formas hemorrágicas) y, como todo cuadro infeccioso, puede provocar una severa descompensación metabólica y empeorar las complicaciones preexistentes de la enfermedad.”

Transmisión y etapas de la enfermedad

El dengue es una enfermedad viral que se transmite por la picadura del mosquito Aedes aegypti que, previamente, debe haber contraído el virus mordiendo a una persona ya infectada. Esto es importante porque no existe contagio entre personas ni por picadura de mosquitos de este tipo que no porten el virus o mosquitos de otros tipos.

El primer síntoma que suele aparecer es la fiebre, acompañada de cefaleas y dolor detrás de los ojos o dolores musculares. Esta etapa febril suele durara entre 3 y 6 días, pero los pacientes deben estar atentos especialmente porque suele demorarse la consulta médica y, con ello, el diagnóstico y tratamiento a tiempo. En caso de pacientes con diabetes esto cobra mayor relevancia. Puede estar acompañado con picazón en nariz, sangrado de encías, sarpullido y malestar generalizado. La etapa febril es, además, la de mayor posibilidad de contagio y es clave no automedicarse. Se debe consultar al médico.

La segunda etapa se denomina crítica debido a que puede devenir en un caso de gravedad. Es la etapa en la que cede la fiebre, pero pueden aparecer hemorragias. Los síntomas que denotan agravamiento son:

  • Dolor abdominal intenso y sostenido. 
  • Náuseas y vómitos persistentes.
  • Sangrado de mucosas. 
  • Cambio en el estado mental del paciente: somnolencia o irritabilidad.
  • Derrame seroso (en peritoneo, pleura o pericardio) detectado por clínica, por laboratorio (hipoalbuminemia) o por imágenes (ecografía de abdomen o Rx de tórax).

Prevención

No hay vacuna para el dengue y el contagio es doméstico: el Aedes agypti suele volar poca distancia y su crecimiento es en el agua estancada en cada domicilio. Por eso, la prevención más efectiva es el famoso descacharreo: hay que eliminar potenciales criaderos del mosquito, cambiar el agua de las mascotas a diario, limpiar los platos en los que se les da agua, eliminar agua sobrante de macetas y cualquier elemento que quede a la intemperie, cambiar el agua de todo recipiente que contenga líquido, y echar agua hirviendo en rejillas y sumideros. También limpiar canaletas y desagües, tanques de recolección de agua, y rellenar macetas con arena húmeda.

Hay que prestar especial atención a elementos olvidados: latas, neumáticos, botellas, bolsas de polietileno, lonas, bidones cortados o cualquier objeto en el que pueda acumularse agua. Cabe destacar que no existe fumigación suficiente contra este mosquito, dado que no acaba con las larvas y huevos. 

Además, debe intensificarse el uso de repelentes y mosquiteros. El mosquito suele picar con mayor frecuencia al amanecer y al atardecer y prefiere la ropa oscura.

Las autoridades sanitarias argentinas y la Organización Mundial de la Salud refuerzan la noción de que la clave está en la prevención, la educación comunitaria y la pronta atención de los infectados. Ante cualquier duda, no automedicarse y consultar a su médico.

Fuentes:

https://www.argentina.gob.ar/salud/glosario/dengue

https://www.argentina.gob.ar/salud/mosquitos

http://www.msal.gob.ar/images/stories/cofesa/2009/acta-02-09/anexo-6-guia-dengue-02-09.pdf

Actualización Esta nota fue publicada originalmente en el año 2020 y actualizada con información relevante el 1/abril/2021.

Recomendaciones para el consumo de alcohol en pacientes con diabetes

En las vacaciones relajamos nuestros hábitos de vida y rutinas, con ellas también cambia el control en la relación que mantenemos con el alcohol. Así como bebemos más los fines de semana que los días laborales lo mismo sucede durante las vacaciones. Por eso es importante tomar los recaudos para no banalizar este consumo y prestar atención a los cuidados que tenemos que tomar las personas con diabetes.

Habla con tu médico sobre los riesgos de tomar alcohol

Según la Federación Argentina de Diabetes en su Guía de Nutrición y Diabetes “el alcohol tiende a disminuir la glucemia” además de aportar “muchas calorías lo que obliga a controlar su ingesta”. Puede también en algunos casos aumentar el nivel de azúcar en sangre e interferir en los efectos de la medicación que se está tomando. Por todo esto es importante que hables con tu médico sobre el consumo del alcohol ya que es él quien podrá aconsejarte de forma precisa sobre cómo puede afectar a tu organismo en tu condición particular y teniendo en cuenta el control actual que llevas de tu diabetes. 

Hipoglucemia ¿Por qué?

El hígado se ocupa de metabolizar el alcohol que entra en el organismo. Para este proceso necesita glucosa, que puede proceder de la ingesta o de la glucosa almacenada en el hígado: el glucógeno. Este opera como combustible de respaldo. Cuando el nivel de azúcar de una persona disminuye rápidamente, el hígado descompone el glucógeno y libera glucosa a la sangre. Pero en las personas con diabetes mellitus tratadas con insulina o con sulfonilureas -hipoglucemiantes orales usados en el tratamiento de la Diabetes Mellitus tipo 2-, el hígado no puede descomponer el glucógeno al mismo tiempo que metaboliza el alcohol. Sólo contará con la glucosa resultante de la ingesta. Por eso, cuando el hígado necesita más cantidades de glucosa para metabolizar el alcohol, las personas corren mayores posibilidades de sufrir una hipoglucemia. Si el consumo de alcohol no es acompañado por la ingesta de alimentos, puede aumentar el riesgo de hipoglucemia

La metabolización del alcohol es un proceso de horas, puede variar según la edad, el peso, la salud del hígado y otros factores. Por ejemplo, un porrón de cerveza puede tardar 1 h. 45 min. en metabolizarse en el caso de los hombres y 2 h. 50 min. en el caso de las mujeres, según el Ministerio de Sanidad de España. Si hubiésemos tomado una copa de vino, el tiempo de metabolización es de 1 h. 20 min. en el caso de los hombres y 2 h. 5 min. en el caso de las mujeres. El riesgo de experimentar bajos niveles de glucosa puede durar varias horas después de haber consumido alcohol. A mayor consumo, mayores riesgos. Es por esto que se recomienda un consumo moderado de alcohol.

Interacción del alcohol con la medicación para la diabetes

Los pacientes con diabetes deben consultar a su médico para conocer cuál es la interacción del alcohol con los medicamentos que tienen indicados. El alcohol puede alterar los efectos de algunos medicamentos, o generar efectos no deseados, aumentando los riesgos de padecer niveles altos o bajos de glucosa en sangre, entre otras complicaciones.

Consejos a tener en cuenta en caso de tomar alcohol

En caso de tomar alcohol, le recomendamos algunos pasos que colaborarán a hacerlo de forma segura.

  • Respete estrictamente límites y cantidades de bebida alcohólica que le indicó su médico y si no lo tienes permitido: suprime totalmente este tipo de bebidas.
  • Pregunte a su médico cómo afecta el alcohol a la insulina o cualquier otro medicamento que esté tomando.
  • Nunca consuma alcohol sin haber ingerido alimentos o si la medición de glucosa es baja
  • Nunca saltearse comidas y mucho menos reemplazarlas por bebidas alcohólicas
  • Pruebe el efecto de la bebida que consuma en pequeñas cantidades.
  • Prepárese usted mismo la bebida que vaya a consumir para conocer las proporciones con las que se preparó.
  • Lleve una fuente de alimento para consumir en caso de que se le baje el azúcar sabiendo que el glucagón de emergencia no es tan eficaz cuando se bebe alcohol.
  • Si lleva la cuenta de los carbohidratos que consume como parte de un plan de comidas, hable con su nutricionista la forma en que debe incluir el alcohol ya que varía según el tipo de bebida..
  • No realice actividad física si ha bebido alcohol, esto aumenta las posibilidades de que el nivel de azúcar en la sangre disminuya. En caso de consumir alcohol en una fiesta, donde haya baile, preste atención a sus niveles.
  • Use una identificación visible que de cuenta de su condición de persona con diabetes. Muchas veces los síntomas del consumo excesivo de alcohol se pueden confundir con el de una hipoglucemia.
  • No beba solo. Trate de hacerlo acompañado de alguna persona que conozca su condición. Esta persona podrá ayudarlo en caso de tener hipoglucemia.
  • El riesgo de bajas en los niveles de azúcar puede durar hasta mucho después de haber bebido la última copa. Por eso es importante que controle sus niveles de sangre antes de comenzar la ingesta de alcohol, durante, unas pocas horas después y al día siguiente. Al momento de irse a dormir, su glucosa tiene que estar en niveles seguros.

Otros riesgos

El consumo excesivo de alcohol expone a riesgos tanto a personas con diabetes como a personas que no conviven con esta condición. Por eso la FAD nos dice que “La recomendación para la persona con diabetes es IGUAL que para la que no tiene diabetes: consumo MODERADO.” Pero es importante conocer cuáles de estos riesgos requieren una especial atención para las personas con diabetes.

  • Algunas bebidas como la cerveza o bebidas alcohólicas mezcladas con otras bebidas sin alcohol azucaradas (gaseosas, jugos)  tienen muchos carbohidratos, lo que puede elevar los niveles de glucosa.
  • Las bebidas alcohólicas representan una ingesta calórica alta, impactando en un incremento del peso, lo que dificulta el control de la diabetes.
  • Las calorías del alcohol se acumulan en el hígado en forma de grasa. Esto hace que las células del hígado presenten mayor resistencia a la insulina, aumentando el nivel de glucosa en sangre.
  • Algunos síntomas del consumo excesivo de alcohol son parecidos a los de la hipoglucemia, lo cual puede confundir a las personas que nos acompañan o a nosotros mismos a la hora de evaluar nuestros síntomas exponiéndonos al riesgo de sufrir hipoglucemia

Información adicional y recursos para continuar leyendo:

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Fuentes:

https://www.fad.org.ar/nutricion-y-diabetes/
https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000968.htm
https://estilosdevidasaludable.sanidad.gob.es/consumo/falsosMitos/trucos/home.htm
https://www.endocrino.cat/es/blog-endocrinologia.cfm/ID/15197/ESP/alcohol-y-diabetes.htm
https://myhealth.ucsd.edu/Spanish/RelatedItems/3,40481
https://es.beyondtype1.org/guia-alcohol-y-diabetes/
https://www.argentina.gob.ar/salud/consumo-de-alcohol/recomendaciones-para-dejar-de-tomar-alcohol

Cinco tips más para ejercitar en verano

Como anticipamos, vamos a seguir publicando nuevos consejos y sugerencias para uno de los puntales del tratamiento de la diabetes: la actividad física. Ahora, con el foco puesto en el ejercicio y el verano, aprovechemos nuevos tips que nos traen los profes Nicolás Arce y Cecilia Modi.

Si ya habíamos hablado la noción de aprovechar a ejercitar en los desplazamientos cotidianos, ahora sumamos cómo podemos trabajar con nuestro propio peso:

  • A las actividades ya mencionadas, deberíamos complementarlas con trabajos de fuerza con nuestro propio cuerpo (sentadillas, flexiones de brazos en el piso o contra la pared) o con otros elementos (bandas elásticas, mancuernas o pesas de poco peso) al menos 2 veces a la semana.
  • En verano debemos minimizar los riesgos frente a las altas temperaturas, ya que es importante considerar que durante el ejercicio físico se pierde una mayor cantidad de agua corporal, como consecuencia del mayor gasto energético y por el aumento de la temperatura corporal.
  • Antes de comenzar la rutina, realizar un calentamiento previo. Y al finalizar hacer ejercicios de estiramiento que son esenciales para evitar lesiones.
  • Utilizar protector solar en las partes del cuerpo que queden expuestas, como brazos y piernas. Evitar la exposición en los horarios de mayor radiación solar.
  • Se recomienda el uso de zapatillas deportivas que tengan buena amortiguación y permitan cuidar la estructura ósea y articular.

Y, como nos dije la profe Modi en la nota anterior, recuerden: “La intensidad y duración del ejercicio siempre estará dada por la condición física de la persona”.

En unas semanas, les traemos nuevos consejos. ¡A moverse!

TIPS para ejercitarnos en el verano

Desde ahora y hasta que termine el verano, les iremos compartiendo algunos consejos saludables para mantenernos en movimiento sin poner en riesgo el físico y sin descuidar los valores de glucemia y las señales que nos da el propio cuerpo. Para eso, contamos con la colaboración de profesores de educación física especializados en el trabajo con pacientes con diabetes: Nicolás Arce y Cecilia Modi.

La Organización Mundial de la Salud recomienda 150 minutos de ejercicio moderado semanal con actividades de fortalecimiento muscular para reducir factores de riesgo y enfermedades crónicas como la diabetes, las afecciones cardiovasculares, la osteoporosis y la hipertensión, entre otras. Además, colabora con el mantenimiento de un peso adecuado. Por eso, el profe Arce nos propone rutinas de media hora por día que sean complementadas con movimientos extra:

“Es clave el aumento de la actividad física cotidiana como desplazamientos de un lugar al otro caminando, subir y bajar las escaleras en vez de usar el ascensor, pasear mascotas, bajarnos antes del trasporte público y caminar unas cuadras, tareas de jardinería o del hogar y que, cuando estamos sentados o en una posición sedentaria, cada 1 hora nos pongamos de pie y realicemos algunos movimientos”.

Con esa idea y también con la noción de cuidado que el verano y la deshidratación podrían suponer, compartimos estos primeros consejos:

  • Conviene realizar actividades aeróbicas de baja y mediana intensidad. “La intensidad y duración del ejercicio siempre estará dada por la condición física de la persona”, explica la profe Modi.
    Las actividades recomendadas son caminatas, gimnasia acuática, natación, gimnasia en su propia casa o bicicleta por ser de bajo impacto y no tener restricciones de edad.
  • En verano es importante que el que no está acostumbrado a estar en movimiento, empiece de forma muy gradual, e ir incorporando paulatinamente más días y mayores esfuerzos.
  • Es preferible entrenar con ropa clara y gorro.
  • El ejercicio aeróbico puede complementarse con ejercicios de fuerza livianos, utilizando el propio cuerpo, o bandas elásticas o pesas livianas.
  • Siempre la hidratación deberá estar presente antes, durante y después de la actividad y debemos controlar glucemias pre ejercicio. Si la persona tiene Diabetes T1 también deberá controlar glucemias post ejercicio. (más sobre deshidratación)

Algunas notas de nuestro archivo relacionadas con la temática

Vacaciones y diabetes

Las vacaciones son el momento de distensión por excelencia y en el que suelen soltarse las rutinas. En este año, además, la tensión de una pandemia que aún está en curso, supone la necesidad de gratificación y la inclinación por la búsqueda de un momento de alivio.

Los especialistas del ministerio de Salud argentino, la OMS y distintas entidades sanitarias, proponen varias medidas para mantener la diabetes a raya. Con una serie de pautas sencillas puede garantizarse el cuidado y la prevención de complicaciones: el punto central está en intentar acomodar las rutinas, aunque sea unas diferentes. Para el paciente con diabetes es crucial la ingesta de alimentos equilibrados varias veces al día y la correcta dosificación de las medicaciones recetadas por el médico.

Además de sostener una rutina alimenticia -a sabiendas de que las vacaciones son momentos de relajación en el cuidado-, se suma la recomendación de mantenerse ejercitado. En la pandemia actual, el aire libre es clave, por lo que se recomienda ejercitarse en ese ámbito.

Si hablamos de ejercicio, de sostener rutinas adaptadas a épocas de calor, también hablamos de hidratación. Durante el verano el organismo pierde más líquido y es normal caer en etapas de deshidratación que, en pacientes con diabetes, son complejas porque aumentan los niveles de glucemia. Recordá tomar varios litros de agua por día y especialmente si realizás ejercicio. También es clave controlar los niveles de glucemia antes y después de ejercitar.

Además, en los pacientes diabéticos mayores, se produce un problema conjugado porque a la diabetes y la deshidratación se le puede añadir problemas renales, con la urea y la creatinina, explica la diabetóloga y especialista en nutrición Zulema Stolarza (MN44455), porque ante un aumento en los valores de glucemia se produce mayor eliminación por vía de la orina, lo que aumenta la deshidratación.

A raíz de este modo de actuar del organismo, se aconseja que los adultos con diabetes ingieran hasta un 10 o 20 por ciento más de líquido que las demás personas: si un adulto promedio debe incorporar -porque su cuerpo ha de eliminarlo- alrededor de 2,5 litros al día, un diabético precisa entre 2,8 y 3 litros.

Para quienes se aventuren a sitios sin refrigeración, o estarán varias horas fuera de casa, es aconsejable que preparen un bolso o mochila con los medicamentos, los elementos para medir la glucemia, botella de agua y raciones de comida para mantenerse siempre con niveles equilibrados. Y como hemos hablado en diversas ocasiones con los expertos en pie diabético, es necesario reforzar la idea de calzados cómodos que eviten el rozamiento y las heridas en los pies. Es clave evitar estar descalzos para evitar problemas a partir de heridas ocasionales.

Pie diabético es una lesión del tobillo hacia debajo de un paciente diabético. Esa lesión puede ser por varias causas. Puede ser por traumatismo, por pincharse con un clavo, un tornillo o por pisar viruta. Es muy común que el paciente, aunque no debería, ande descalzo y como tiene pérdida de la sensibilidad, se corta y no se da cuenta. Y esa úlcera, al tener también problemas vasculares, no va a llegarle bien sangre y va a costar que se cierre. Llega un pie diabético con un estado de la lesión que uno no hubiera creído, y a veces el paciente como no le duele, no consulta con el apuro que tendría que consultar, nos explicó hace tiempo la especialista Mabel Carrió

Diabetes y deshidratación: el peligro del círculo vicioso

El dato clave que vincula deshidratación y diabetes es el silencio: si la diabetes es la enfermedad silenciosa, que a veces no se diagnostica, que no se percibe porque no provoca dolor o síntomas agudos, la deshidratación -o su manifestación tardía que es la sed- también puede pasar desapercibida. Y hay más: la deshidratación y la suba de azúcar propia se retroalimentan y se agudizan mutuamente.

¿Cómo es?

La deshidratación es la disminución temporal de agua en el organismo y, aunque es un mal que pueden sufrir todos, es más peligrosa en los pacientes con diabetes: ¿por qué? Porque además que todo organismo padece ante la pérdida de líquido y puede ver afectado su normal funcionamiento, el nivel de azúcar en sangre aumenta notablemente con la deshidratación. De este modo, un paciente con diabetes tiende a la deshidratación a la vez que una persona con diabetes estabilizada, que se deshidrata por no ingerir líquido suficiente, puede descompensarse.

Además, en los pacientes diabéticos mayores, se produce un problema conjugado porque a la diabetes y la deshidratación se le puede añadir problemas renales, con la urea y la creatinina, explica la diabetólogay especialista en nutrición Zulema Stolarza (MN44455), porque ante un aumento en los valores de glucemia se produce mayor eliminación por vía de la orina, lo que aumenta la deshidratación.

A raíz de este modo de actuar del organismo, se aconseja que los adultos con diabetes ingieran hasta un 10 o 20 por ciento más de líquido que las demás personas: si un adulto promedio debe incorporar -porque su cuerpo ha de eliminarlo- alrededor de 2,5 litros al día, un diabético precisa entre 2,8 y 3 litros.

 “Los adultos mayores, además, tienden a consumir poco líquido porque temen levantarse mucho de noche y caerse, entre otras cosas, lo que aumenta el riesgo de deshidratación”, explica la Dra. Stolarza, coordinadora del servicio de dibetología y nutrición del Hospital Milstein y responsable del PAMI en esa área.

Estar correctamente hidratados favorece a la eliminación de toxinas y regula la temperatura corporal. Además, el líquido transporta nutrientes, ayuda en el proceso de digestión, protege articulaciones y estructuras; en suma, el agua es clave para el ser humano y lo es más para la regulación de azúcar en los pacientes con diabetes.

Síntomas posibles

Uno de los datos a tener en cuenta para observar las señales del cuerpo son la sed, la orina frecuente -y de tonos más oscuros- y la sensación recurrente de cansancio. El problema reside en que la sed es una señal que demora en llegar al cerebro, por lo que, para cuando se percibe, se ha perdido un importante porcentaje de líquido corporal (cercano al 3%). “La sed aparece cuando el paciente ya está deshidratado”, explica la Dra Stolarza. Por eso, el consejo de los especialistas médicos y nutricionales es que los pacientes beban líquido aún antes de sentir sed. Del mismo modo ocurre con los niños pequeños, a quienes se aconseja educarlos en el consumo abundante de líquido. Y también ocurre con la sequedad de la piel, que padecen los pacientes con diabetes,  para lo que se aconseja mantenerse sobre hidratado y utilizar hidratantes corporales: cuando se ve la piel lastimada suele ser tarde.

La pérdida de agua torna la sangre más espesa, lo que se conoce como hiperosmolaridad. De este modo, con la falta de líquido, que puede ser producto del ejercicio, de no respetar las rutinas alimenticias y medicamentosas, del calor, de sed mal administrada o incluso de fallas renales no detectadas, se produce una suba del sodio y la glucosa. El organismo, para compensarse, va tomando el líquido de diferentes partes del cuerpo y es por eso que, muchas veces, la deshidratación del paciente con enfermedad diabética puede llevar a este estado de hiperglucemia e hiperosmolaridad, que trae aparejada sensación de cansancio, aletargamiento o incluso desmayos, explican desde el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos.

Este estado de deshidratación puede ser potencialmente grave si no se atiende a tiempo, informan las asociaciones de diabetes alrededor del mundo. Si tenés diarrea, orinas sin retener líquido, sentís desorientación, dolores de cabeza y mareos, o vómitos; o si tenés manos y labios azules, mucha sed y pasas largos períodos -de varias horas- sin orinar, debieras acudir al médico en forma inmediata.

Otra recomendación importante en relación a la dieta para prevenir la deshidratación en general es mantener una dieta variada y adecuada, con ingesta abundante de frutas y verduras, que contienen grandes proporciones de líquido y ayudan a sostener el cuerpo hidratado.


Otras notas de interés y fuentes consultadas para la elaboración de esta nota:

Sociedad Argentina de Diabetes
http://www.diabetes.org.ar/

American Diabetes Asociation
https://www.diabetes.org/

Deshidratación (Federación Mexicana de Diabetes)
http://fmdiabetes.org/glossary/deshidratacion/

Prevenir la deshidratación, clave en casos de diabetes
http://www.dicyt.com/noticias/prevenir-la-deshidratacion-clave-en-casos-de-diabetes